Cierto día, un niño sucio y harapiento robo dos manzanas de una frutería y el dependiente al verlo lo agarro del brazo. -Por favor, señor no quería robar pero somos muy pobres y mis hermanitos tienen hambre. Faltaban dos días para Navidad y el frutero se compadeció del niño así que cogió varias frutas y se las dio. -Gracias señor- dijo el niño. años mas tarde el frutero ya viejo seguía trabajando. Al intentar levantar una caja, sintió un dolor muy fuerte y se desmayo. Cuando despertó, estaba en un hospital
-¿Que ha pasado? Yo no puedo pagar esto...
-Ya esta todo pagado. Afortunadamente, yo pasaba por delante de su tienda y pude traerlo a tiempo. -Hijo, mi tienda no vende tanto y tengo poco dinero. -Ya me pago, señor, hace muchos años, cuando me regalo frutas para dar de comer a mis hermanos.
El señor recordó aquel día y, apretando la mano del hombre que salvo su vida, sonrió.
Haz siempre el bien, no importa a quien ni donde. Esas buenas acciones te serán recompensadas tarde o temprano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario