Un hombre tenia en su jardín varios arboles frutales. Entre ellos, entre ellos se encontraba un viejo platanero, que ya estaba muy seco y no daba plátanos. Pero, aun así, el hombre lo mantenía y lo cuidaba con mucho mimo. Un frio día de invierno, un vecino suyo se acerco hasta su casa y, muy serio, le dijo: -Pero, vecino....¿Por que tienes ahí un platanero seco y medio muerto y te empeñas en mantenerlo? ¿No sabes que trae mala suerte tenerlo en estas condiciones? Y el hombre, temeroso de lo que le había contado su vecino y de que efectivamente, aquel árbol le trajera alguna desgracia, lo talo. Curiosamente, al día siguiente de talar el árbol. su vecino volvió a acercarse a su casa y le pidió la leña del platanero para su chimenea. ¡Así que solo queríais la leña¡ ¡Mentiste para que talara el árbol! ¿Cómo puedes hacerme esto, encima siendo vecinos? Y el vecino, cabizbajo, se fue a su casa. Esta historia nos enseña a no fiarnos de antemano si nos proponen hacer algo. Lo mejor es actuar con prudencia porque , en ocasiones, las personas que te aconsejan solo persiguen un veneficio propio,
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