Oh, Señora y Madre mia.
con filial cariño vengo
a ofrecerte en este dia
cuanto soy y cuanto tengo.
Mis ojos para mirarte,
mi voz para bendecirte,
mi vida para servirte,
mi corazón para amarte.
Acepta,Madre,este don
que te ofrenda mi cariño;
y guárdame como a un niño
cerca de tu corazón.
Que nunca sea traidor
el amor que hoy me enajena;
y que desprecie sin pena
los halagos de otro amor.
Cuando el dolor me taladre
y haga de mi un crucifijo,
que sienta que eres mi Madre,
que sepa yo ser tu hijo.
En la dicha y la aflicción,
en mi vida y mi agonia
mirame con compasión
no me dejes, Madre Mia
Esta oración me la enseñó el abuelo Mariano cuando hize la comunión en el año 1937.
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