El castigo entra en el corazón del hombre desde el momento que comete el crimen.
Todas las guerras son civiles, porque todos los hombres somos hermanos.
Un hombre es dueño de la vida de los demás, cuando no tiene en nada la suya.
El que haya perdido la confianza, ya nada tiene que perder.
Los que gobiernan son como los astros; brillan
mucho pero están en reposo.
El que estando enfadado impone un castigo no corrige sino que se venga.
El verdadero valor consiste en saber sufrir.
El desorden almuerza con la abundancia, come con la pobreza, cena con la miseria y va a acostarse con la muerte.
La malicia no nombra las personas en quienes se ceba, pero las designa.
Vale mas no haber sido noble que haber degenerado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario