El símbolo más evidente y el signo más manifiesto de la verdadera sabiduría es una alegría constante y espontánea.
Llenar las horas: eso es la felicidad; llenar las horas y no dejar resquicio alguno para el
arrepentimiento o el beneplácito.
¿No es acaso la vida cien veces demasiado corta para que nos aburramos?
Todos estamos en el arroyo, pero algunos miramos hacia las estrellas.
El estrecho de miras no puede ser ancho de
corazón; el corto de espíritu no puede andar
con paso largo y liviano.
Si puedes andar, puedes bailar.
Si puedes hablar; puedes cantar.
Por fin comprendí que la única razón para
vivir es disfrutarlo.
Haré de mi vida una matemática ;
Sumaré alegría Restaré dolor.
Dividiré las penas;
Multiplicaré el amor.
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