Corrió la noticia de que el diablo estaba liquidando sus herramientas de trabajo porque
preparaba su retiro para dejar paso a las nuevas generaciones. Así, llegado el día de la venta, en el suelo de su caverna estaban desplegados todos sus utensilios:
el odio, los celos, la envidia, la malicia, el
engaño y muchas armas para hacer el mal.
En un rincón, apartada de las demás, se encontraba una herramienta bastante más gastada que el resto.
Pese a ello, llamó poderosamente la atención
de todos los presentes, pero su precio era tan elevado que nadie pudo pagarlo.
Extrañados de ello, le preguntaron al diablo
cuál era el nombre de ese lujoso objeto y el
porqué de su desorbitado coste.
Entonces, el diablo les respondió:
Esto que deseáis se llama desaliento y es tan
caro porque es la herramienta más útil de
todas con las que trabajo: cuando las demás
fallan, con ésta puedo doblegar las conciencias más firmes y, entonces, hacer con
ellas lo que me place. Muy pocos saben que
poseo esta arma y por eso puedo controlarlos.
Si bien hay muchas razones para caer en el
desaliento (el trabajo, la familia, los amigos..)
mantente siempre firme y persiste en el esfuerzo para superarlo.
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