En la vida, hay que escoger entre ganar dinero o gastarlo: no hay tiempo para hacer
las dos cosas.
El dinero no es nada; pero mucho dinero, eso
ya es otra cosa.
Mucho dinero y poca educación es la peor combinación.
Pasar de la pobreza a la opulencia, no es
más que cambiar de miseria.
Los que se adelantan, pricípitadamente, retrocederán, todavía, más deprisa.
Un hombre es rico en proporción al número de cosas que puede darse el lujo de no desear.
La ambición es laudable cuando la acompañan el deseo y la capacidad de hacer
felíces a los demás.
El pobre y el mendigo son dos clases muy
difererentes: el primero inspira respeto; el segundo provoca ira.
No depende de nosotros el ser pobres, pero
si depende, siempre de nosotros, el hacer respetar nuestra pobreza.
La riqueza consiste mucho más en el disfrute
que en la posesión.
El rico no gozaría nada si le faltase la envidia de los demás.
El talento y la aptitud no suelen proporcionar
grandes riquezas.
El camino más breve para enriquecerse es
menospreciar las riquezas.
El dinero es como el estiércol, que no sirve sino se esparce.
El perro que tiene dinero se llama Señor Perro.
El que ganó dinero pronto, si pronto no lo ahorra, pronto pasará hambre.
Si el dinero va delante, todos los caminos se abren.
La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos.
El que se aviene con la pobreza es rico.
Hay personas que de sus riquezas no tienen
más que el miedo a perderlas.
No estimes el dinero en más ni en menos de
lo que vale, porque es un buen siervo y un
mal amo.
Para mucha gente, el haber conseguido riquezas no ha sido el fin de las penas, sino
solamente un cambio de penas.
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