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Mi madre me preguntó una vez cuando era un
crío: ¿Hijo cuál crees que es la parte más importante del cuerpo?
En aquellos años, los sonidos de la naturaleza me fascinaban y, por eso, le respondí:
"Mis oídos, mamá". Y ella me contestó:
"No, muchas personas son sordas y saben desenvolverse perfectamente en el día a día".
Unos años más tarde, volvió a plantearme el
mismo dilema.
Yo había reflexionado y creía tener la respuesta:
"Mamá, creo que la vista es lo más importante"
Pero, al parecer, yo aún seguía sin resolver el
enigma: "No. Piensa en cuantos ciegos hay
que, sin sus ojos, salen adelante"
A lo largo de los años, había vuelto a surgir
la misma cuestión sin que por mi parte, hubiese llegado a una conclusión acertada.
Hace unos meses, falleció mi abuelo y, aunque
era muy mayor, todos lloramos, pues nos había abandonado alguien muy importante para nosotros.
Ese día, mi madre me abrazó muy emocionada y me dijo:
"Hoy quiero que sepas cuál es la parte más
importante del cuerpo.
Es tu hombro, porque puede sostener la cabeza de un ser amado cuando llora.
Sólo deseo que tengas amor y amigos y así siempre contarás con un hombro donde llorar
cuando lo nesesites."
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