Graba en mármol, noble y duro, y en tu corazón, las palabras verdaderas que merezcan ser siempre recordadas, leídas, meditadas, amadas.
No dejes que la falsedad, el artificio, la ostentación, la vanagloria, la fatuidad o la ignorancia te compliquen.
Vive con sencillez.
No te mires en el espejo de los otros con envidia.
Si te vas a mirar en ellos, hazlo solo si con
ello tú creces, mejoras, y avanzas.
Seas lo que seas, procura vivir para los demás y no concentrado en ti mismo.
Quien vive para los demás se hace poco a poco, más grande, mejor.
Escribe los agravios que te hagan en la arena, y que el viento, las pisadas o las olas los hagan desaparecer para siempre de tu
memoria.
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