Debemos leer despacio y meditar.
Entonces la lectura será como la lluvia menuda, que no se pierde ni una gota.
No digamos que no tenemos tiempo para leer, ni para meditar, aunque solo sea cinco minutos cada día.
No tenemos tiempo porque no damos importancia a la lectura ni a la meditación.
Si pensáramos que entre todos los negocios el más importante es el de nuestra alma, procederíamos de otra manera.
Para unos morir es el fin.
Para otros el principio. Los primeros consideran la muerte como un naufragio.
Los segundos, como la llegada al puerto deseado.
¿Como se nos ocurre pensar que porque hemos pecado mucho Cristo nos ha de rechazar?.
¿No recordamos lo que hizo con Pedro, con la Magdalena, y con el buen ladrón?
En el amor, en el dinero y en el propio valer es tan difícil aparentar que no se tiene cuando no se tiene.
Hablando con franqueza, no hay más que personas que pecaron y se han arrepentido, y personas que pecaron y no se han arrepentido
Creo Señor entender tus designios: Ahora me pides que te hospede amorosamente en mi alma, que ande contigo durante mi vida terrena.
Y a cambio tú me hospedarás en el cielo por toda la eternidad.
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