Bienaventurado el que con su silencio, sabe llegar al enfermo.
Bienaventurado el que hace de la amabilidad, la mejor de sus técnicas.
Bienaventurado el que sabe gastar tiempo con los que sufren.
Bienaventurado el que comunica al enfermo,
gozo y esperanza.
Bienaventurado el que permanece junto al enfermo compartiendo su fe su esperanza y su amor.
Bienaventurado el que defiende los derechos justos de los que no tienen voz.
Bienaventurado el que ante el sufrimiento, es capaz de irradiar serenidad.
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