Un incendio de grandes dimensiones amenazaba la supervivencia del bosque de bambús, que se había convertido en una gigantesca hoguera.
Desafiando la muerte, un pequeño colibrí volaba constantemente al río, donde se mojaba
las alas y regresaba rápidamente al bosque para intentar apagar el fuego agitándolas con
fuerza.
Una, cien, mil veces repetía este trayecto mientras los demás animales lo observaban sin salir de su asombro.
Un ciervo se acercó hasta donde la pequeña ave luchaba sin tregua con las llamas y le dijo: "¿Cómo piensas que podrás apagar un incendio tan gigantesco? ¡Jamás lograrás tu
objetivo si lo haces sólo con unas gotitas de
agua!"
El colibrí, con un gran sentimiento y el corazón encogido en un puño, le respondió:
El bosque me ha dado todo cuanto tengo.
Es mi origen y mi hogar, en él he aprendido a respetar la naturaleza.
Por eso, aunque no lo pueda apagar, daré mi
vida si es necesario lanzando gotitas de agua
llenas de amor.
Los demás animales, conmovidos, entendieron el mensaje y le ayudaron a apagar el fuego.
Cada pequeña acción que realizamos con amor hace que el mundo sea mejor.
No quitemos valor a una gota, porque millones
de ellas forman un océano.
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