A menudo es más difícil aliviar la pobreza del corazón que la material.
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Intenta comprender a los demás, en su consuelo encontrarás tu felicidad.
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El amor es fruto de todas las estaciones, de todas las épocas y está al alcance de todos.
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Cuando veas a alguien triste, sonríele. La alegría despeja siempre la oscuridad.
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Ten paciencia con los demás. Pero sobre todo
¡ten paciencia contigo mismo!
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El apego a uno mismo crea tristeza y desasosiego. ¡Abre tu alma al amor!
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Derrota el egoísmo y proyecta tus energías en
hacer el bien a los demás.
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Deja que las cosas sean como son y cuida de
los pequeños detalles de cada día. De pequeños pasos está hecha la grandeza del hombre.
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Qué dulce es esperar haciendo el bien, qué dulce es esperar con una sonrisa a nuestros hermanos los hombres.
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Con dos alas se remonta el hombre sobre las cosas de la tierra: la sencillez y la pureza.
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No basta hacer el bien, es necesario hacerlo bien.
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Nuestra felicidad es sólo la renta proporcional de lo que damos.
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El verdadero amor no se conoce por lo que exige sino por lo que ofrece.
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La verdadera alegría está en tener la conciencia limpia.
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