El sol ya había desaparecido del firmamento y
los niños de la aldea habían regresado con el
ganado.
Después de encerrar a los animales, corrieron a oír las enseñanzas del maestro Gautama.
Al rato, llegó un niño desconocido que ofreció flores y frutas al sabio antes de preguntarle con respeto: "Señor, vengo a que me guies por el camino de la verdad ".A lo que Gautama respondió:" Bendito seas. ¿De qué casta eres? Porque sólo alguien de la casta superior, los brahmines, puede aspirar a la suprema sabiduría. "No lo sé, maestro, se lo preguntaré a mi madre" contestó el pequeño.
El niño se dirigió a su cabaña y encontró a su madre en la puerta, iluminándose con un candil. "Madre, ¿cómo se llamaba papá?
Porque el sabio Gautama me ha dicho que sólo un brahmin puede aspirar a la suprema sabiduría" le preguntó. Apenas conteniendo las lagrimas, la mujer habló así a su hijo.
""Soy pobre y he servido a muchos amos.
Sólo puedo decirte que yo te traje a este mundo pero no tuve marido"
Al día siguiente, cuando el pequeño volvió a
visitar al sabio y le explicó que no conocía a su padre, los niños se burlaron de él, pero Gautama se levantó, lo abrazó y le dijo:
"Tú eres el mejor de los brahmines, hijo mio,
porque tienes la herencia más noble, que es la
verdad.
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