Si no tienes experiencia, pregunta. Preguntar no es una verguenza, pero no finjas saber lo que no sabes.
Recuerda que todos tropezamos. Por eso es reconfortante ir cogidos de la mano.
No esperes hacer las cosas mejor de lo que puedes hacerlas.
No temas, tienes un juego de herramientas espirituales para resolver todos los problemas de la vida.
Cada persona carga con su propio peso.
No se puede vivir sin el apoyo de los demás.
Por lo tanto, hemos de apoyarnos en el consuelo, el consejo y las advertencias mutuas.
El hombre va dominando las fuerzas del mundo, pero cada vez es menos dueño de sí mismo.
Si puedes enseñar a una persona bondad y amor pero no lo haces, pierdes a un hermano.
Que la alegría llene tu vida, procurando llevarla a cuantos te rodean.
Nunca somos tan buenos que no podamos mejorar; siempre hay posibilidad de hacerlo.
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