Sin consuelo no puedes vivir.
Pero recuerda que el consuelo no es como el
alcohol, un somnífero, una inyección que te anestesia durante un rato y luego te devuelve
a una noche todavía más negra.
El consuelo no consiste en una efusión de palabras.
El consuelo es como un oasis inesperado en un gran desierto: te hace creer en la vida.
El consuelo es como una suave mano sobre la
cabeza: te tranquiliza.
El consuelo es como ese rostro dulce y cercano de alguien que comprende tus lagrimas, que escucha tu corazón angustiado , que permanece cerca de ti en tu tristeza y en
tu desesperación, y que en el cielo nublado te
hace ver algunas estrellas.
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