Un eminente científico que había hecho importantes descubrimientos en el mundo de la medicina fue entrevistado por un periodista
que quería saber a qué se debía el hecho de tener más inventiva que el resto de personas.
Para aclararle esta duda, rememoró una experiencia que vivió con su madre cuando apenas tenía 5 años.
En aquella ocasión, él había intentado sacar una botella de leche de la nevera, pero se resbaló y se rompió en el suelo dejándolo todo empapado.
Cuando su madre entró en la cocina, en lugar
de gritarle y echarle una bronca, le dijo:
"¡Qué desorden tan grande, qué magnifico desastre! Jamás había visto un charco de leche tan grande.
Es fantástico, pero me tendrás que ayudar a
recogerlo".
Cuando volvieron a dejarlo todo en orden, su
madre le explicó:
"Lo que ha sucedido aquí es un experimento
fallido. Levabas una botella muy grande y no
supiste cómo cogerla para que no se te cayera.
Prueba con ésta de plástico hasta que descubras la mejor manera de trasportarla".
Y desde ese día aprendió que no debía preocuparle cometer errores, porque las equivocaciones son oportunidades de aprender
algo nuevo, que es lo que hacen los cientificos
con sus experimentos.
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