¿Tiene sentido alguno ponerse a discutir?
Date cuenta que un detalle mínimo, un acto sencillo de amor, muchas veces, equivale a miles de palabras que se lleva el viento.
Al que quieras convencer de tus ideas, dale el
ejemplo viviente de tus obras.
Un ejemplo vale más que muchos discursos.
¿De qué te sirve predicar a los demás si no
practicas? Pon tus obras como ejemplo, y todos creerán en tus ideas.
Sé alegre y optimista. Dios vive en ti. No seas como los necios, que se imaginan un Dios lejano, sentado en un trono de oro.
No lo busques en las nubes ni en las estrellas,
que en esas alturas no puedes encontrarlo.
El está en ti, y te habla en silencio, con la voz de la conciencia.
Procura descubrirlo, viviendo con un corazón
limpio y amando a todos como te amas a ti
mismo.
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