Tu que eres padre eres la persona más afortunada de la tierra.
Levanta tus brazos al cielo y da gracias a Dios por la misericordia que te ha concedido
Recuerda, sin embargo, que no es suficiente dar a los hijos comida y educación.
Hay algo más que supera todo eso:
tu ejemplo. Da a tus hijos el ejemplo del trabajo, la honradez, la dignidad, mientras vivas.
Joven, construye sobre beses sólidas tu felicidad.
La felicidad depende de nosotros mismos, no de los demás.
Si alguien pretende desviarte del camino recto,
no lo acompañes: sigue por el buen camino,
que te dará la alegría del corazón.
Estudia cuanto te sea posible, oye a tus padres
sus consejos; sé limpio y sincero en tus afectos
porque de esta forma estás edificando una vida noble y digna.
No pierdas la calma. No te dejes dominar por
la ira. Que tu ira no dure más de un día.
Domínate lo más que puedas.
Un destello de ira puede acabar con largos y
pacientes sembrados de amor y cariño.
¡Dominate!
Tal vez quien te ofendió está enfermo.
¡No pierdas la calma!
No dañes tu hígado porque es muy precioso
para ti.
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