Había una vez una abuela que pasaba el día bordando hermosos manteles.
Entusiasmado con ese meticuloso trabajo, uno de sus nietos se sentó una tarde a su lado y se puso a charlar con ella mientras cosia con
una dedicación que sorprendio al pequeño.
Fascinado por esa mezcla de hilos de distintos
colores y texturas totalmente desordenados, el niño quedó impresionado al ver que, donde antes habia habido hilos de colores oscuros y
claros, resplandecia ahora bordada una linda flor en un precioso paisaje.
Lo que antes parecia desordenado y sin sentido, se entrelazaba creando una hermosa figura.
Sorprendido, le preguntó: "Abuela, ¿ cómo has
convertido ese manojo de hilos en esa obra de
arte? ¿Como puedes tener tanta paciencia?
Si te fijas en la tela y los hilos en su estado
original- responntdió la anciana- se asemejaran a
un caos sin sentido ni relacion pero si te focalizas en todo momento en lo que estas
creando, entonces todo tendra sentido.
Es como la vida misma, si la juzgas solamente por la rutina de lo cotidiano, mucho de lo que haces parecera inutil y sin sentido, pero si piensas en el bordado que estas tejiendo, aun los enredos mas caóticos cobraran significado.
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