Pensamientos tontos los tenemos todos, pero el
sabio se los calla.
El sabio no dice lo que sabe, y el necio no sabe lo que dice.
El que callar no puede, hablar no sabe.
Tu lengua es como un león, si la guardas te
defenderá, pero si la dejas escapar acabará por devorarte.
Cuando hables, procura que tus palabras sean
mejores que el silencio.
Se precisan dos años para aprender a hablar,
y sesenta para aprender a callar.
Todos los órganos humanos se cansan alguna
vez salvo la lengua.
Las palabras de oro van a menudo seguidas de actos de plomo.
Nadie precisa mejor que la hormiga y no habla.
Solamente buscando las palabras se encuentran los pensamientos.
El que habla siembra, y el escucha cosecha.
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