San Antonio, tu que tienes
el corazón florecido
como una noche de estrellas
y un soto de blancos lirios,
da a los ancianos la gracia
de sonreír como ríos
con sus riberas pobladas
de viejos olmos floridos.
Que cansancio y esperanza
no deben andar reñidos
y a lo que el tiempo desgasta
experiencia presta brillo.
Que recuerdo es una estrella
en la noche del olvido
y un devolver a la vida
la ilusion que se a perdido.
Que aprendan que las sonrisas
son suelos que trae el rio,
cuando sus aguas son claras
y el cielo estrellado y limpio.
San Antonio, que su vida
sea alegre como el vino
y les sonrian los ojos
como retoños floridos,
y a su sombra espere Dios
cada tarde de domingo.
(Damián Iribarren)
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