Erase una vez un beduino que tenia un solo camello,al que cuidaba y tenia mucho aprecio porque era su medio de transporte y su unica compañia cuando atravesaba el desierto. Por eso,
siempre se preocupaba de que al animal no le faltase de nada.
Una noche especialmente fria en el desierto,el hombre se instalo dentro de la carpa bien comodo
y calentito, mientras que el camello se quedo fuera
y empezo a notar la bajada de tenperaturas pese a
que su dueño se habia preocupado de encender una gran hoguera. Antes de la medianoche,el camello desperto al bedunio y le pidio si podia meter la cabeza dentro de la tienda porque no soportaba el frio. El comprensivo dueño le dijo que no habia problema y se puso de nuevo a dormir. Al rato, volvio a
interrumpirle el sueño y le
pidio meter tambien el cuello, a lo que el hombre
accedio. Apenas habia pasado media hora cuando
el animal le desperto para acabar de meterse dentro.
Cuando estuvo instalado,el camello le dijo:
"No hay espacio para dos"y el pobre y generoso
beduino salio fuera y acabo cogiendo un fuerte
resfriado.
A veces,hay personas que abusan de la confianza
de los demas sin considerar que hay linites que no
se pueden pasar.
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