La mayor parte de la gente no se da cuenta de que
tanto la ayuda como el perjuicio vienen de nuestro
interior.En cambio miran a lo externo, hipnotizados por las apariencias. La gente prudente, por otra parte, se percata de que somos la fuente de cuanto nos es bueno o malo. Por consiguiente,no recurre a culpar y acusar a los demas.No se siente empujada a convencer a nadie de que es respetable, especial o distinguida.
Cuando alguien prudente se enfrenta a un reto,se mira a si mismo; cuando recibe alabanzas, sonrie
para si, impasible; cuando es objeto de calumnias,
no siente necesidad de defender su nombre.
Pero se ocupa de sus actos con vigilancia,pensando en practica principios como
"no hay que mentir"
El segundo paso consiste en demostrar la verdad de esos principios, como las razones por las que no hay que mentir. El tercer paso, que conecta los
dos primeros, es indicar por que las explicaciones
bastan para justificar los principios. Aunque el segundo y el tercer paso son valiosos, el primero es el mas importante.
Pues es demasiado facil y habitual mentir mientras
demostramos ingeniosamente que mentir esta mal.
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