SIEMPRE SOMOS

Después  de  muchos  años regrese a mi  pueblo me  volví a encontrar con  el zapatero  de  mi barrio, aunque el tiempo había dibujado su huella en el rostro  de  mi viejo  amigo, su  carácter tan jovial estaba intacto.                                                    Me acerque a el, sus ojos brillaban  de felicidad.

¡Claro, como no voy  a recordar y reconocerte, tu eres Carlos! ¿Sabes, amigo? Yo los espero a todos ,o se van pero vuelven porque aquí esta la cuna de sus vidas, aquí dejaron sus mejores momentos...

Y, dando fuerza a sus palabras: ¡Donde quiera que que vayan, estarán  aquí! Porque este es un punto  en la infinitud de la vida.

Dando un martillazo a la suela de un zapato,

 sonriendo, añadió. Ahora tu me ves viejo, no importa mañana me veras joven, pasado me veras como un niño. Así  es nuestro cuerpo,  muy  cambiante! Cambia  según  sus deseos o su  circunstancia; lo cierto es  que mi buen  amigo, no hay vejez ni juventud, ni niñez, sino que ¡SIEMPRE  SOMOS.!  Reflejamos únicamente a la vida eterna en su hoy infinito.

No sabia  que decirle, solo  atine a pronunciar;

¡Si  siempre somos!



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