La regla de oro
Mientras paseáis, bendecid vuestra aldea o vuestra ciudad, a los que la gobiernan y a sus profesores, a sus enfermeras y a sus barrenderos a sus sacerdotes y a sus prostitutas. En cuanto alguien os muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, responded con una bendición silenciosa.
Bendecidlos totalmente, sinceramente, gozosamente porque esas bendiciones son un escudo que los protege de la ignorancia de sus maldades y cambia de rumbo la flecha que os han disparado".
Perdonar es mirar al futuro, y no guardar recuerdos del pasado. Perdonar es ser optimista, y creer que la vida y las personas tienen todavía muchas posibilidades. Para perdonar no hace falta abrazar, ni siquiera saludar. Basta mirar con amor y sonreír.
La sonrisa es a veces el mejor abrazo. Quien sonríe así, sinceramente, pone en esa sonrisa lo mejor de su alma que perdona...
Pascal
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