Al emperador de China le regalaron 55 magníficos jarrones de la porcelana mas fina. Era tanto su valor que hizo construir un palacio para guardarlos y encargo su cuidado a un mandarín. -¡Si alguien rompe alguno, lo pagara con su cabeza- amenazo. El mandarín puso todo su empeño pero acabo rompiendo uno y rodo su cabeza, la misma suerte que corrieron los dos siguientes mandarines. El cargo era tan peligroso que nadie tenia el valor de aceptarlo. Al final, se presento un viejo sabio, tranquilo y sonriente .
-Yo-dijo- Tengo ya 80 años y, si me va mal pierdo poco. Sus modales agradaron tanto al emperador que lo acepto, pero de repente ,el anciano tomo un grueso palo y rompió todos los jarrones. "¡insensato! ¿Qué has hecho?" grito el emperador, muy alterado "He salvado la vida de 51 de sus súbditos " explico el viejo.
Esta historia nos enseña que, mas allá de las posesiones materiales, lo mejor que tenemos son nuestros valores y nuestro talento.
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