Un campesino dijo un día a unos perritos. Entrad al comedor y comed todas las migajas de pan que hay, que la señora no esta.
Los cachorros respondieron. "No, no, que nos castigara"
Ella no sabrá nada de esto- insistió el campesino-Venid que ella nunca os da nada bueno"
Y los perritos contestaron de nuevo. "No, no entramos. Dejaremos eso donde esta".
Pero el campesino no les dejo en paz, hasta que hartos de su insistencia, subieron a la mesa del comedor y se comieron todas las migajas.
Justo en ese momento llego la señora y, al verlos comiendo encima de la mesa, los reprendió duramente.
Cuando los animalitos salieron sollozando de la casa, le reprocharon al campesino lo ocurrido. Este, riéndose, dijo, ¿y no era eso lo que esperabais? "Y a los pobres perritos no les quedo mas remedio que alejarse corriendo con la lección aprendida.
Este cuento nos recuerda que nunca debemos dejarnos influir por nadie que quiera hacernos salir de lo correcto. Si rompes las reglas, asumirás las consecuencias
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