Erase una vez un pequeño y astuto chacal, el cual, muy hambriento, rondaba por la orilla de un gran rio en busca de algún pececillo con el que alimentarse.
Pero en el fondo de sus aguas también vivía un enorme cocodrilo que estaba hambriento y que, escondido entre el barro y las cañas, espiaba al chacal a la espera de que diese un paso en falso y cayera al agua para comérselo.
En varias ocasiones a punto estuvo el chacal de meterse en la boca del cocodrilo y temeroso de verse engullido decidió irse a pescar a otro lugar.
Sin embargo, el cocodrilo, loco de rabia al ver que se le escapaba tan rico bocado salió del agua en busca de la guarida del chacal.
Este, viendo que el saurio aguardaba en el interior de su madriguera, encendió una enorme hoguera a la entrada hasta que su enemigo quedo reducido a un montón de cenizas.
Esta historia nos enseña que alejarnos o abandonar nuestro hábitat, el medio al que estamos acostumbrados y que nos da fuerza y confianza conlleva un riesgo importante.
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