A lo largo de toda nuestra vida el mundo nos llama desde afuera, mientras el Ser esencial nos llama desde adentro y hacia la interioridad. El mundo pide saber y poder, el Ser exige que nos olvidemos de lo que sabemos y podemos en beneficio de la maduracion espiritual. El mundo requiere una actividad ininterrunpida, el Ser nos pide solo aceptar lo que somos en lo mas profundo de nosotros mismos. El mundo nos empuja sin descanso a que nos rindamos y nos hace desear la estabilidad de una posicion bien establecida.
El ser quiere que, vueltos hacia el, no lo perdamos de vista por conseguir seguridad y tranquilidad.
El mundo nos compromete a hablar y actuar sin cesar. El Ser esencial nos exige que silenciosamente nos abandonemos a su accion sin actuar nosotros mismos. El mundo nos obliga a pensar en nuestra seguridad. El Ser esencial nos da valor para tomar constantemente nuevos riesgos. Sometemos al mundo definiendolo y explicandolo. El Ser se abre a nosotros cuando ya no lo definimos y soportamos lo inexplicable. En el mundo buscamos la seguridad. La fuerza del Ser esencial que nos sostiene se manifiesta cuando ,abandonamos aquello que nos reconforta y nos sostiene. Por la renuncia a las posesiones de este mundo y solamente bajo esta condicion, el Ser no cesara de colmarnos.
Queremos una existencia sin peligros, protegidos del dolor. La madurez en "nosotros mismos" pasa por la inseguridad y el sufrimiento, crece en el dolor y no da sus frutos sino en el morir.
Karlfried Graf Dürckheim
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