Es curioso como estrujamos el entendimiento para justificar actuaciones injustificables. Como buscamos razones -mas bien pretextos- para convencernos de que tenemos razón, aunque la lógica mas elemental diga lo contrario.
Al mismo individuo lo condena el fiscal y lo defiende el abogado. O sea, que todo es según el color del cristal con que se mira, y que la verdad no puede cabalgar sobre los lomos de la pasión.
Cuenta Manzini que en una ocasión se le acerco un anciano llorando. "Mis hijos -decían- no me dejan ir a Misa. Dicen que estoy resfriado y que podría serme muy perjudicial. Pero, cuando llegan los primeros días del mes, tienen un interés especial en que vaya al banco a cobrar la mensualidad.
Si hace frio me dicen que no pasa nada, me abrigan bien, y si es preciso, me llevan en coche. Todo, menos perderse la mensualidad.
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