CUENTO LOS CONEJOS Y EL CAZADOR

Había  una vez  un hombre  que  se ganaba la vida  cazando  conejos.  Una mañana  en la que lucia un sol  esplendido  se dirigió  al  bosque  para  iniciar  otro día  de labor  esperando  conseguir  unos buenos  ejemplares, al  llegar  a una zona  frondosa  se dijo a si mismo:

-Por aquí  suelen  aparecer  los  conejos. me ocultare  a la  espera  de que asomen,

Al  cabo  de un rato se movieron las  matas,  el  cazador  templo  el  acero  y la flecha  salió disparada  para  incrustarse  en el cuerpo  de un  conejo  juguetón.

-!!Enemigo a la vista¡¡  !!Todos a sus  casas¡¡  gritaron los otros  conejos  alejándose  del  lugar corriendo  a  refugiarse  en  su  madriguera.         

Y sucedió que pasaron los minutos y olvidando el peligro, el miedo y la prudencia los conejos volvieron a salir a retozar alegremente.

En ese momento, el ducho cazador que había esperado pacientemente porque conocía las costumbres de estos animales los fue liquidando uno por uno.

Esta historia nos enseña que de nada sirve la ciencia  sino gobierna la prudencia.                       Es imprescindible actuar en ocasiones con  cautela y templanza para evitar males mayores.


 


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