Un niño robo un libro a uno de sus compañeros de clase y se lo llevo casa. Sus padres, al enterarse de su acción, no solo se abstuvieron de castigarlo, sino que le alabaron su fechoría.
En otra ocasión, robo una capa y también se la llevo a sus padres, quienes, de nuevo, felicitaron a su hijo. El niño creció y ya adulto, fue robando cada vez cosas de mas valor hasta que, un día, lo capturaron en el acto y, con las manos atadas, fue conducido al cadalso para su ejecución publica.
Sus padres lo seguían entre la multitud, golpeándose violentamente el pecho de tristeza. Al verlos el ladrón dijo antes de morir deseo hablar a mis padres al oído.
El hombre y la mujer acercaron su oído y el joven rápidamente mordió un trozo de oreja a cada uno. Rabiosos de dolor le reclamaron que era un hijo desnaturalizado, que porque los trataba de esa manera con lo mucho que ellos lo querían. A lo que el respondió:
¡¡ Ah! Si me hubierais reprendido tras robar por primera vez aquel libro, nunca hubiera llegado a esto ni hubiera sido condenado a una muerte tan vergonzosa!!
Moraleja :como bien dice el refrán, "Arbol que crece torcido, se endereza desde pequeño".
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