Al cabo de un rato, paso uno de los ganaderos que llevaba a pastar sus búfalos y se quedo mirando, pensativo, el cuadro.
El pintor, hinchado de orgullo, se acerco a el y le pregunto:
-¿Le gusta mi obra? ¿Ha visto como se parecen a sus búfalos?
-Si, bueno...- contesto dubitativo el hombre-. El caso es que los búfalos se parecen, pero cuando dos búfalos se pelean emplean toda su fuerza en los cuernos y aprietan la cola entre las patas y la balancean. ¡Nunca he visto que los búfalos peleen así!
Y el hombre siguió su camino, mientras el pintor daba vueltas a lo que había dicho.
Esta historia nos hace ver que a veces, solemos ignorar mas cosas de las que sabemos.
Nadie es maestro en todo, por lo que una lección de humildad siempre es bienvenida, sobre todo para aprender a reconocer nuestras limitaciones.
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