Cierto día, el dueño de un colmado oyó como uno de sus dependientes le decía a una clienta:
- No, señora. Ya hace bastantes semanas que no la tenemos, y no parece que vayamos a tenerla en unos cuantos días.
Horrorizado por lo que había oído, el dueño se precipito hacia la clienta cuando esta se disponía a salir y le dijo con exagerada amabilidad: Disculpe usted al dependiente, señora:
- Por supuesto que la tendremos muy pronto, puede estar usted tranquila. De hecho, hemos cursado un pedido hace un par de días.
Seguidamente, se llevo aparte al dependiente y le regaño:
-Nunca jamás se le ocurra decir que no tenemos, si no lo tenemos diga que lo hemos pedido y lo estamos esperando, y ahora dígame que es lo que quería esta señora.
-Lluvia respondió perplejo el dependiente.
Esta historia nos enseña que la mente en general nos puede hacer suponer que sabemos sobre lo que esta hablando una persona.
La primera regla del comprender es el observar y no suponer, porque suponer es juzgar y muchas veces esa valoración puede ser equivocada.
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