EL JARDINERO Y SU AMO

 En el  centro  de un hermoso  jardín  había  una gran fuente llena de peces. Sin embargo, el jardinero no paraba  de cuidar y regar las bellas flores consumiendo agua  de la  fuente sin cesar, olvidándose  de los pececitos. El amo, descontento, se lamento del comportamiento de su jardinero. 

Le importaban las flores, pero no podía imaginar perder a los peces  que tanto adoraba.                       -Jardinero  por favor  no te centres solo en las flores y cuida también a mis pececillos. Les estas dejando sin agua y apenas pueden  moverse - le reclamo.                                   

 Obedeciendo a su amo, el jardinero dejo la fuente llena  y, desde aquel día no rego mas las plantas, que  se secaron, y solo se preocupo de que a los peces no les faltara agua.                                           -Pero, ¿Qué ha pasado aquí?-exclamo indignado el amo al cabo de unas semanas-.Con el riego constante casi pierdo los peces, pero con el  exceso de cuidado  hacia ellos  me he quedado sin jardín.

!Que desgracia la mía!  

Muchas veces, por dedicarnos tanto a una cosa, acabamos descuidando otra. Hay que saber encontrar el equilibrio y cumplir por igual con todas  las tareas que tengamos.

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