La frugalidad puede llamarse hija de la prudencia, hermana de la templanza y madre de la liberalidad.
Si te alaban los hombres, sospecha de ellos, si te censuran sospecha de ti.
Los hombres no dan la salud; pero pueden quitarla muy fácilmente.
Las virtudes unen a los hombres de bien, los
placeres y los crímenes a los malvados.
El juego es hijo de la avaricia y padre de la
prodigalidad.
La legitimidad de una causa, no puede justificar los malos medios que se empleen
para servirla.
La lengua es la que dá a conocer las enfermedades del cuerpo y las del alma.
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