La edad madura debe proponer las leyes, la vejez sancionarlas; la juventud defendérlas y ejecutarlas.
Siendo muchos los preceptos, se olvidan; y no pudiendose observar, se desprecian.
La libertad no puede marchar sin producir; ni vivir sin virtudes.
Mas veces se destruye la libertad por sus excesos, que por sus enemigos.
No digas que eres libre, mientras los alimentos no dependan de ti solo.
Un mal marido puede ser un buen padre; una mala esposa nunca es buena madre.
Muchas buenas medicinas no pueden aplicarse
por ser los enfermos mal sufridos.
La mujer que obedece a su marido, le manda.
En los negocios de familia es donde una mujer ha de manifestar su talento.
Muy poco sabe de mundo, el que de el se admira y queja fácilmente.
La muerte abre la puerta de la fama, y cierra la de la envidia.
Del hombre es engañarse y del necio permanecer en su error.
La palabra del hombre de bien, vale mas que el escrito del perverso.
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