Una mujer estaba tan desconsolada tras la muerte de su único hijo que decidió consultar a un sabio en busca de solución a su dolor.
¿Tiene usted algún sortilegio o remedio para traer de nuevo a mi hijo a la vida y acabar con esta tristeza que me consume?, le preguntó la madre.
Tras meditando unos instantes, el sabio le dijo: Tráigame un grano de mostaza de una casa donde nunca hayan conocido la tristeza.
Lo utilizaremos para devolverle la alegría de
vivir.
La mujer partió sin perder ni un segundo en busca de ese remedio mágico y la primera casa que visitó era una rica mansión, en un barrio residencial.
Cuando preguntó a sus moradores si en ese hogar no habían conocido la tristeza, le respondieron: ¡Ha llegado usted al lugar equivocado! Y empezaron a relatarle todas las
tragedias familiares de los últimos tiempos.
Así, pues, decidió quedarse para consolarlos.
Comenzó luego un largo periplo que le llevó
por numerosos lugares pero en todos, ya fuesen palacios o chozas, siempre encontró
historias dolorosas. Aquí y allá, tuvo que reconfortar a gentes muy diversas y, con ello,
poco a poco fue olvidándose de su pena, de tal manera que, casi sin darse cuenta, ayudando a los demás había expulsado la
tristeza de su corazón.
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