Quien quiere el bien de los demás ha hecho ya el suyo.
No es que no hagamos las cosas porque sean difíciles más bien hacemos difíciles porque no nos atrevemos.
No hay ser humano más desgraciado que aquel cuyo único hábito es el de la indecisión.
Como no sabia que era imposible, lo hice.
Yo creo que la primera prueba de un hombre
verdaderamente grande es su humildad.
El más agradecido de todos es el que no olvida el beneficio para recordar al bienhechor.
Los agravios solemos grabarlos en diamante,
mientras que escribimos en agua los beneficios.
La alegría de producir es vida. Y ella nos
ayuda, además, cuando la vida se nos presenta empinada y fatigosa.
Nadie llegó a la cumbre acompañado por el
miedo.
Hacer compañía consiste en añadir algo a las
vidas de los demás y hacer que ellos se sientan cómodos en nuestra compañía.
Lee y conducirás. No leas y serás conducido,
lo dijo lo dijo Santa Teresa.
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