Yo tuve que aceptar que barrer mi acera todos los días no me daba ninguna garantía
de ella era propiedad mía.
Y que barrerla con tanta constancia era apenas un fútil alimento que me daba a mi
la ilusión de poseer.
Yo tuve que aceptar que lo que yo llamaba
"mi casa" era solo temporal, que un día más
un día menos, seria el abrigo temporal de otra familia.
Y tuve que aceptar que mi apego a las cosas,
sólo apresuraría aun más mi despedida y mi
partida.
Yo tuve que aceptar que los animales que quiero, y los árboles que yo plante, mis flores
y mis aves, eran mortales.
Ellos no me pertenecían, fue difícil, pero yo
tuve que aceptar.
Yo tuve que aceptar mis fragilidades, mis limites, y mi condición de ser mortal, de ser
efímero, de ser pasajero. Yo tuve que aceptar
para no perecer
Yo tuve que aceptar que la vida siempre
continuara conmigo y sin mi, y que el mundo
en poco tiempo me olvidaría.
Humildemente confieso que tuve que librar
muchas guerras dentro de mi.
Yo me rendí y acepte lo que tenia que aceptar, aceptar para dejar de sufrir, para
lanzar fuera mi orgullo y mi prepotencia y para a la simplicidad de la naturaleza, que
trata a todos de la misma manera, sin
favoritismos.
Y tuve que aceptar que no se nada del tiempo y que es un misterio para mi.
Que no comprendo la eternidad y que nada sabemos sobre ella, tantas palabras escritas
desde el principio, tanta necesidad de esplícar y comprender éste mundo y la vida que en él
vivimos
La vida es un regalo que se te ha dado.
Haz de este viaje algo único y fantástico.
Aprende a ser generoso y a compartir lo que
tienes con tu familia, amigos y con los que lo necesitan.
¡VIVE BIEN ! GOZA TU VIDA SE FELIZ
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