Tuve que aceptar.
Que no sé nada del tiempo...que es un misterio
para mi...y que no comprendo la eternidad...
Yo tuve que aceptar, que mi cuerpo nunca seria inmortal, que él envejecería y un día se
acabaría.
Que somos hechos de recuerdos y olvidos, y
deseos, memorias, residuos ruidos, silencios,
días y noches, pequeñas histórias, y sútiles,
detalles.
Tuve que aceptar que todo ello es pasajero y
transitorio, y tuve que aceptar, que vine al
mundo para hacer algo por él, para tratar de
dar lo mejor de mi, dejar rastros positivos de
mis pasos, en el momento de partir.
Yo tuve que aceptar que mis padres no durarían para siempre, y que mis hijos poco a
poco escogerían sus caminos y proseguirían,
ese camino sin mi.
Y tuve que aceptar que ellos no eran míos,
como suponía y que la libertad de ir y venir,
es un derecho de ellos también.
Tuve que aceptar, que todos mis bienes me
fueron comprados en préstamo, que no me
pertenecían y que eran tan fugaces como
fugaz era mi propia existencia en la tierra.
Y tuve que aceptar que los bienes quedarían
para uso de otras personas, cuando yo ya no
esté por aquí.
sigue esta historia.
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