Una pareja va retrasada para cenar con unos amigos.
La dirección es un rumbo que no suelen frecuentar, por lo que ella consultó el mapa antes de salir.
El conduce y Ella le orienta, y le indica que
gire en la siguiente calle a la izquierda.
El argumenta muy seguro que es hacia la derecha.
Inicia la discusión y casi al instante Ella calla y El decide girar a la derecha.
En pocos minutos, El se da cuenta de que estaba equivocado.
Aunque es difícil, admite que tomó el camino
equivocado, al tiempo que inicia el retorno.
Ella le sonríe con camaradería.
Una vez que llegaron a la cita se disculparon.
por el retraso, la noche trascurrío grata y
amena. Cuando habían tomado emprendido el
camino de regreso, El comenta:
Tu, estabas segura de que tomaba el camino
equivocado, ¿por qué no insististe para que
me fuera por el correcto ?
Ella responde: íbamos retrasados y el trafico
tan congestionado, que los ánimos estaban
calentándose, estábamos a punto de una agria
discusión, si insistía más, habría estropeado la noche, y Entre tener razón y Ser Feliz, prefiero ser feliz.
Esta historia fue contada por una directora
empresarial durante una conferencia sobre la
simplicidad en el mundo del trabajo.
Ella utilizó el escenario para ilustrar la cantidad de energía que gastamos sólo para
demostrar que tenemos razón.
independientemente de tenerla o no.
Desde entonces me pregunto más a menudo.
¿"QUIERO SER FELIZ O TENER RAZÓN?"
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