Para hacer el bien como es debido, no basta
tener bondad, es necesario el ingenio; por ello
el bien raramente se hace bien.
Un manual que enseñe no ya el bien, sino las
mil formas de hacerlo, sería utilísimo.
Se puede ser más sagaz que los demás, pero es peligroso parecerlo.
El sentido común llevado a un grado nada común es lo que el mundo llama sabiduría.
Huye de los rostros graves que no saben reír,
de los espíritus que no entienden de ironías.
El verdadero valor, para mi, es la prudencia.
La finalidad principal de la prudencia es no
perder nunca la compostura.
El hombre prudente no se vale jamás de la
palabra para el sarcasmo ni para la difamación.
Procura ser más que los demás, si es posible,
pero no lo digas
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