EL TESORO ESCONDIDO
El rabino Isaac tenía un sueño recurrente en
el que una voz le ordenaba que viajase a la
lejana Praga y que, una vez allí, empezara a
cavar debajo del puente que conduce al Palacio Real hasta encontrar el tesoro.
Como pasaban los meses y el sueño persistía,
al final decidió hacer el largo viaje para
comprobar qué había de verdad en esa revelación
Cuando llegó a su destino, constató desolado
que el puente era constantemente vigilado por
dos soldados.
Así que cada día, desde la distancia, se pasaba un buen rato observándoles.
Ese gesto no pasó inadvertido al capitán de la guardia que, cuando lo vio llegar una
mañana más, se acercó a él para averiguar
el motivo de su presencia allí.
El rabino, superando sus recelos, decidió
confiarle su sueño.
El capitán se echó a reír y a su vez, le confesó al venerable:
¿Sabe usted que si yo hiciera caso de mis
sueños estaría buscando por Polonia a un tal
Isaac, hijo de Ezequiel, que según mis sueños
tiene un tesoro en un rincón de su cocina?
El rabino quedó impresionado y rápidamente
regresó a Polonia.
Cavó entusiasmado en su cocina y encontró
el tesoro.
Y es que, a veces, recorremos un largo camino
en busca de la felicidad cuando realmente
está muy cerca de nosotros, en nuestro interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario