Si alguna persona acude a ti para contarte un
problema o una dolencia, sé con ella acogedor y hospitalario.
Escúchala, centrate en lo que te está diciendo,
haz tuyo su problema mientras lo estás escuchando, compadécete con ella sin humillarla, muéstrate sensible y cercano.
Haz, en definitiva, lo mismo que esperas de aquellos a quienes les cuentas tus problemas y tus dolencias.
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