Cultiva la verdad en todos los momentos de la vida, y la verdad te llevará triunfalmente al éxito.
Sé verdadero en todos los pensamientos, obras
y emociones, y no te sobrevendrá el mal.
Permite que Dios se manifieste por mediación
tuya, y escucha atentamente la voz interna que te habla desde el fondo de tu corazón, a
través de la conciencia.
¡Obedece sus consejos!
¡Nunca te irrites!
Si el transporte en que te mueves se demora
en llegar, ten paciencia.
Si el vecino te es molesto, sopórtalo.
Tus rabias no van a mejorar la situación y a
cambio, recibes una úlcera.
La rabia nos hace sufrir más a nosotros que a los demás, mientras que la paciencia es un
bálsamo, siempre listo a dar alivio a las heridas propias o ajenas.
Haz de la lectura una costumbre cotidiana.
Acostúmbrate a tener a mano un buen libro,
y verás como es tu mejor amigo, que te hablará sólo cuando tú lo quieras.
Selecciona libros interesantes, instructivos y
sanos.
Así como el cuerpo, el alma también necesita
alimentarse.
Que la costumbre de leer se te haga tan
indispensable como respirar.
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