Cuida con todo cariño y dedicación a tus mayores.
No dejes que les invada el pensamiento de que están solos, de que ya no valen para nada y a nadie le importan.
Una visita a tiempo, una llamada telefónica,
un pequeño regalo, un dulce, una sonrisa, un
beso...son pequeños detalles que te ofrecen como recompensa el volver a ver un brillo especial en sus ojos.
Recibe la corrección y el consejo con humildad y con gratitud.
Si proviene de tu familia, de tus seres queridos, es un acto de amor, que te hará crecer y te enseñará a amar, si proviene de tus amigos, es un acto de lealtad que te hará
madurar y te enseñará a compartir; si proviene de tus críticos, es un acto de honestidad que te hará desarrollarte en las debidas proporciones, sin sobredimensionar tu
ego ni menoscabar tu autoestima, y te enseñará a respetar al otro.
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