Dicen que la vida pone a sus mejores soldados en sus más difíciles batallas, se uno de ellos, nunca digas no a un sueño que no has soñado, nunca digas no a una batalla que no has luchado.
La sabiduría y la arrogancia son dos ascensores que se cruzan en sentido contrario.
Si pensáramos bien las cosas, no tendríamos que lamentar tantos desaciertos.
La obediencia cuesta; pero una vez cumplida se convierte en fuente de suavísima paz.
Más vale conocerse a sí mismo que conocer todas las maravillas que nos ofrece el universo.
Nos preocupamos mucho de las cosas que el mundo ofrece a nuestros ojos, y nos olvidamos de las que hay en nuestro mundo interior.
La curiosidad en verlo todo, en oirlo todo, en conocerlo todo, es indicio de un gran vacío del corazón.
Nos quejamos muchas veces de los perjuicios que nos hacen los hombres.
En realidad, nadie puede perjudicarnos más que nosotros mismos.
El mal está en nuestro interior.
Alguien ha dicho: "Cada hombre vale lo que vale su corazón"
¿Cuánto valdré yo si tengo lleno el corazón de ruindad y de inmundicia ?
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