No te compliques empeñándote en enderezar un pasado que ya no se encuentra en tus manos, ni lamentando lo que pudo haber sido y no fue.
Tampoco te angusties por el porvenir, tan incierto como intangible.
Ambas actitudes te incapacitan para vivir el presente y limitan tu ilusión y tus posibilidades de crecimiento.
Vive, mejor el aquí y el ahora.
Que sea tu conducta con el prójimo un ejemplo de delicadeza y de generosidad.
Que vean en ti interés real en sus problemas y preocupaciones, que perciban tu disposición al diálogo, tu mirada limpia, tu corazón alegre
tu espíritu comprensivo, tu afecto desinteresado.
Se tú mismo. No renuncies a tu libertad para pensar, para hablar y para decidir.
No caigas en pensar lo mismo que todos solo por el hecho de que todos piensan lo mismo,
ni aceptes soluciones prefabricadas, respuestas estandarizadas, estilos de vida estereotipados.
Salte del camino trazado para ser tu mismo, para luchar, contra corriente si es necesario, por la verdad y la justicia, por la libertad, por todo aquello que merece la pena.
La única manera que tienes de ser feliz es ser
tú mismo.
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